Templo Evangélico Orizaba-Centro

HIMNARIO: NAVIDAD




Los Himnos en esta edición están en orden alfabético con respecto a su primera linea, por eso no hay índice.


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QUINTA EDICIÓN — Noviembre 2013

Segunda Reimpresión — Octubre 2015


1


     Al Cristo que ya nació en Belén,
          Hoy ángeles cantad:
     Al Hijo de Dios, al Sumo Bien,
          Pastores, adorad.
Los cielos proclaman la salud al pobre pecador:
Alzad canción de gratitud al gran Creador.

      Nació Jesús, nació Jesús.
Reposa dulcemente en brazo maternal.
     Nació Jesús, nació Jesús.
Cantad, cantad hosannas al Rey Celestial.

     Pastores cuidaban su redil
          En campos de Judá.
     De pronto, en el cielo, huestes mil
          La buena nueva dan.
     Bajaron a ver al Redentor, nacido en humildad;
          De voces diéronle loor con su cantar.

     Los magos vinieron a adorar
          Al Rey de Israel.
     Su estrella pudieron observar
          Y fue su guía fiel;
     Su oro, incienso y mirra dan al niño Emanuel;
          Maravillados, sí, están, al ver al Rey.


2


          Al fin llegas tú a este mundo
          Y tus ángeles cantan loor.
          ¡Oh qué amor, qué misterio profundo!
          Tus criaturas te esperan, Señor.

¡Hosanna al Señor! De Dios, amado Hijo,
Al mundo ha venido: potente Salvador.
Postrados adorad, loores tributad
Al niño de Belén: al Santo Emanuel.

          Buscaste quién te recibiera:
          Sólo hallaste a María y José.
          Y Aquél que es Señor de la tierra,
          En pañales envuelto se ve.

          Mirad al Señor de lo creado,
          Ved, la forma de siervo tomó;
          Dios cargó sobre él mi pecado,
          Fue por mí que en la cruz él murió.


3


¡Al mundo paz, nació Jesús!
     ¡Nació ya nuestro Rey!
El corazón ya tiene luz,
— Y paz su santa grey.

¡Al mundo paz, el Salvador
     En tierra reinará!
Ya es feliz el pecador,
— Jesús perdón le da.

Al mundo él gobernará
     Con gracia y con poder;
Y a las naciones, probará
— Su amor y su poder.

¡Al mundo paz, NACIÓ JESÚS!


4


          Aldehuela de Judea
             Dios un día habló,
          Y predijo que su Hijo
             Nacería en ti.

Escucha el cantar: — ¡Gloria a Dios!
En esta tierra paz, — ¡Aleluya!
Jesucristo ha nacido hoy en Betlehem.

          ¡El consuelo de los pueblos
             Ha llegado ya!
          ¡La esperanza tan deseada,
             Ya es realidad!

          Consolaos, consolaos,
             Pueblo de Israel;
          Tu pecado es olvidado,
             Su promesa es fiel.

          Si desprecias esta oferta,
             Otra, ya no habrá.
          El Mesías te invita:
             Grande es su bondad.

Jesucristo ha nacido hoy en Betlehem.
(Después del último coro).


5


      Allá en Belén, en un mesón, nació
      Jesús, el Hijo del Eterno Dios;
Humilde y pobre al mundo descendió,
Mientras los ángeles cantaban con su voz.

A Dios en lo alto sea la gloria y el honor,
Y paz, paz al mundo por su buena voluntad.
Pues vino Cristo ya, potente Salvador,
A darnos por siempre vida eterna y libertad.

      Pastores van en busca del Señor,
      La estrella guía a los magos con su luz,
Y adóranle, postrados, con amor,
Mientras irradia luz el rostro de Jesús.

      ¡Venid, mortales, a Jesús venid!
      La paz y vida eterna en él están.
Venid, que os llama hoy, su voz oíd,
Mientras, la cruz, su amor anuncia sin cesar.


6


Ángeles, cantadnos el ¡Aleluya!
De la grata nueva de la Navidad.

¡Gloria en las alturas, y en la tierra paz!
         Dios visita a sus criaturas,
         Huya, pues, vuestro temor.
Grande es el misterio de la Navidad:
         Dios manifestado en carne,
         Cristo, vuestro Salvador.

Compartid, pastores, vuestra admiración
Ante el pesebre, frente al Don de Dios.

Vengan, magos, prestos, cuenten la visión:
Ese gran misterio de la encarnación.


7


         Ángeles del alto cielo
         Descendieron a anunciar:
         De este mundo el Consuelo
         En Belén se ha de hallar.

Adoremos al Rey que ha nacido,
Adoremos: Él, del mundo es Redentor.

         En el campo, los pastores
         Oyen nuevas de salud;
         Y, calmados sus temores,
         Van a ver con prontitud.

         Magos de lejano oriente
         Ven la estrella del Señor;
         Y, al traer su gran presente,
         Guiados son con su fulgor.

         Y nosotros, ¿qué daremos?
         ¿Qué traeremos al Señor?
         Nuestra vida a él debemos,
         Él merece nuestro amor.


8


         ¡Celebrad! - Las nuevas proclamad,
         ¡Celebrad! - Es Navidad.
         ¡Celebrad! - Con gozo recordad,
         ¡Celebrad! - Y gracias dad.

La voz oíd que anunció salud;
Con el pastor, mirad el pesebre humilde;
Allí está vuestro Salvador,
         No temáis, es Emanuel.

La estrella ved que anunció al Rey,
E imitad la fe de aquellos magos,
Y no paréis hasta estar con él
         Y postrados, adorar.

La cruz mirad, aunque vacía está,
Allí su vida dio el Cordero Santo.
Y si él murió en vuestro lugar,
         Vos por él debéis vivir.


9


   Celebraremos hoy la Navidad
Con alegría y sinceridad.
El natalicio es de nuestro Rey,
Y amante lo recuerda, así, su grey.

   Celebraremos hoy la Navidad,
Mas no cual lo hace la humanidad.
Rindamos hoy sincera adoración
Que a Dios agrade, desde el corazón.

   Celebraremos hoy la Navidad,
Pensando en la gracia y la bondad
Que Dios mostró, cuando a su Hijo envió,
Y de la muerte así nos rescató.

   Celebraremos hoy la Navidad,
Pues este gran misterio de piedad
Es hoy quien mora y rige en nuestro ser:
A él tenemos cual Señor y Rey.


10


Cristo al mundo descendió,
Cuán grande fue su amor,
Vino a salvar al pecador:
   Jamás lo olvidaré.

En Betlehem, por mí nació,
En Gólgota, por mí murió;
¡Oh, cuánto amor así mostró!
   Jamás lo olvidaré.

Para poderme perdonar
Y darme libertad,
Sufrió la cruz en mi lugar:
   Jamás lo olvidaré.

Cristo, por gracia me salvó;
Su amor me conquistó,
Gozo por él, hoy, de perdón:
   Jamás lo olvidaré.


11


Cristo al mundo desciende
Buscando en dónde nacer,
Y sólo halló un pesebre:
         ¡Eso basta para él!

Cristo, ¿quién ve cuando llega?
Sólo María y José.
Mira cuál fue su pobreza:
         ¡Eso basta para él!

Un manto real no le dieron, ni un palacio halló;
Sólo un regazo materno que con amor lo cuidó.

Cristo al mundo desciende
Buscando en dónde nacer,
Y sólo halló un pesebre:
         ¡Eso basta para él!
         ¡Eso basta para él!


12


         De lejos vienen sabios
         Buscando al Salvador;
         Le traen ricos dones,
         Muestra de su amor.

Oro, incienso y mirra, es lo que dan al Rey;
Tú puedes darle tu vida, postrado a sus pies.

         Ellos reconocieron
         Que había nacido Rey,
         Y oro le ofrecieron
         Cual muestra de su fe.

         Al ofrecerle incienso,
         Confiesan que él es Dios.
         Y porque en él creyeron
         Ríndenle adoración.

         También le dieron mirra,
         Pues Dios les reveló
         Que un día daría su vida,
         En cruz de maldición.

         Tú, ¿cómo le conoces?
         ¿Le honras cual tu Rey,
         Y cual tu Dios le temes?
         ¿Vives hoy para él?


13


De otros climas los magos son,
Hombres de gran saber;
Por una estrella, Dios los guió
Al Rey de reyes a conocer.

Todo honor, nuestro amor,
Esta ofrenda te damos Señor;
Nada menos podrá tu grandeza honrar,
Ni tu sacrificio premiar.

Oro, incienso y mirra dan
Al Niño Emanuel;
Aunque vestido de humildad,
Saben que nace cual Dios y Rey.

Hoy, que entendemos con claridad
La voluntad de Dios,
¿Qué en tus manos a Dios traerás?
¿Qué le dirás a tu Salvador?


14


De tal manera Dios amó al remanente fiel,
Que a su Hijo amado envió: el Santo Emanuel.
         De su promesa se acordó,
         Y a su pueblo visitó;
         De la raíz de Isaí
         Nace quien es su Rey.

De tal manera Dios amó al mundo pecador,
Que a su Hijo amado dio, propuesto Redentor.
         Nacido ha hoy en Belén
         El Niño Dios, a verle ven.
         A darnos luz nos visitó:
         ¡Cuán grande fue su amor!

De tal manera nos amó el Hijo al venir,
Que en cruz su sangre derramó su pueblo a redimir.
         Al Gólgota por mí llegó,
         El buen Jesús, su vida dio.
         El Creador es Redentor:
         ¡Cuán grande es su amor!

Oh Dios de luz y de verdad, me rindo a tal amor,
Vencido soy por tal bondad, es tuyo lo que soy.
         ¿Cómo podré corresponder
         A tanta gracia y merced?
         Te entrego hoy mi corazón,
         No tengo más, Señor.


15


Desde los cielos el buen Salvador,
         Vino por mí, vino por ti.
En un pesebre de pobre mesón:
         Helo aquí, aquí.

— ¡Qué grande amor!
         Cristo mostró por mí.
— ¡Qué grande amor!
         Cristo mostró por ti.

Pregona el ángel mensaje de amor:
         Vino la luz, vino salud.
Os ha nacido hoy un Salvador:
         Cristo Jesús, Jesús.

Cantan los ángeles: Al mundo paz,
         ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!
Paz en la tierra y al mundo solaz;
         La gloria sea a Dios.

Vienen los magos en busca del Rey,
         Y al preguntar: ¿Dónde está?,
Dios por la estrella contesta su fe:
         Los lleva a donde está.


16


Dichosos los pastores de Belén,
Cuando, esa noche tan oscura, ven
         Del cielo inmensa multitud
Anunciándoles la gran salud:
Paz, paz, paz, al mundo pecador,
Hoy, hoy, hoy, nació el Salvador.
— ¡Aleluya!— ¡Gloria a Dios!

Deseo grande hay en cada cual
De ver al niño tierno y sin igual.
         Los ángeles en su canción,
Dicho han que está en un mesón.
Vamos, pues, sin tiempo más perder,
Sí, oh sí, pasémosle a ver.
— ¡Qué hermoso — ha de ser!

Llegaron ellos pronto a Belén,
Hallando a María y a José;
         Luego, fijaron su atención
En el niño que es de Dios el Don.
Este es Jesús el Salvador.
Sólo él merece nuestro amor.
— Jesucristo,— es el Redentor.

A Jesucristo, hoy, debemos dar
Las gracias, y su nombre ensalzar;
         Pues por nosotros él nació
Y también en dura cruz murió.
Hoy, hoy, hoy, alcemos la canción:
Ved, ved, ved, ¡qué grande salvación!
— ¡Aleluya! — ¡Gloria a Dios!


17


Dios de maravillas, ¡quién como tú!
Creador del cielo, tierra y mar;
Dueño de la inmensidad,
¿Tomas forma de mortal?

¡Qué misterio! ¡Qué milagro!
Dios al mundo descendió
Y en carne se manifestó.
¡Qué misterio, qué milagro,
Imposible de explicar!

Dios de toda gracia, en Navidad,
Tú nos diste muestras de tu amor.
En pobreza y humildad
Del pesebre a cruz irás.

Dios celoso y santo, Rey y Señor,
Te traemos nuestra adoración.
No encontramos qué ofrecer:
Sólo nuestro corazón.


18


Dios ha dado a este mundo un Salvador,
A un pueblo moribundo un Redentor:
         Paz y buena voluntad,
         Ángeles de Dios cantad,
Hombres, alabanzas dad al Salvador.

         Un Salvador y Redentor:
En la carne se manifiesta el Dios de amor:
         Es Salvador y Libertador,
Porque el mundo es la conquista del Salvador.

Nace hoy el Rey triunfante, allá en Belén,
Cual un delicado infante, allá en Belén;
         Para el gran celeste Don,
         Que nos trae la salvación,
No hay lugar en el mesón, allá en Belén.


19


El niño aquel, ¿oh, quién será,
         Que nace en un pesebre,
Qué tema es de aquel cantar
         Que al pastor sorprende?
         Él, es el Salvador
Que anuncia el ángel al pastor,
         ¡Ven, ven, da tu loor
Al Don que Dios ha enviado!

¿Por qué está en un mesón
         Do yacen los corderos?
¿Por qué será que él deseó
         Morir en un madero?
         Él, cual tu Salvador,
Murió en vez del pecador.
         ¡Ved, ved el gran amor
Del Don que Dios ha enviado!

Con el pastor y el mago, da
         Tu oro, incienso y mirra:
Tu corazón, tu voluntad,
         Ofrécele tu vida.
         Él es tu Salvador,
A él da gloria y honor.
         ¡Hoy, hoy sea tu Señor
El Don que Dios ha enviado!


20


En el cruel invierno, no calienta el sol,
Tórnase cual hielo todo en derredor.
Sopla frío viento, sécase la flor,
Se oscurece el cielo, cállase el gorrión.

Dios, ¡cuán grande eres!, ¿qué te contendrá?
Ni el vasto cielo, ni el ancho mar.
Mas a un pesebre vémoste bajar,
En un cruel invierno, muchos años ha.

Ángeles te cantan, brilla el cielo, sí,
Mas tu pueblo vaga sin pensar en ti.
Fría está su alma por pecado vil:
Es el cruel invierno que te vio venir.

¿Qué pudiera darte que te dé calor?
Yo no soy un mago, ni soy un pastor.
Pero no hay invierno en mi corazón:
¡Cristo, yo te amo, te daré mi amor!


21


En esta época de Navidad,
De dicha y felicidad,
Con nuevas para el mortal;

         Cantemos con fervor,
         Y demos al Señor
         La más sincera adoración.

No merecíamos tan rico Don,
Que trajo su visitación,
Mas al gozar hoy su perdón,

Venid, postrémonos hoy ante él,
Venid, rindamos nuestro ser;
Y al conocer su gran merced,


22


         En esta noche hermosa,
         Noche de adoración,
         En nuestras almas rebosa
         Profunda devoción.
         ¡Gloria al Rey de los reyes!
         A ti, rendimos loor,
         Tuyos son nuestros tesoros;
         Tuyo, es nuestro amor.

Noche de paz, bella noche de amor:
La Navidad de Jesús, Redentor.
La Navidad de Jesús, Redentor.

         ¡Qué alegría perfecta!
         ¡Qué noche de bendición!
         Cristo en Belén ha nacido
         Para mi redención.

         Sobre un pesebre humilde
         Brilla su estrella de amor.
         ¡Gloria a Dios en los cielos!
         Es para Cristo el honor.


23


En la ciudad del rey David, pues Dios lo dijo así,
Llegó el Mesías, el Señor, mas nadie lo esperó.
José buscaba un mesón, y nada encontró;
María quería reposar, mas no halló lugar.

Tomando cuerpo de mortal, nació en humildad,
En un pesebre de Belén, el Cristo, Emanuel.
Tan sólo unos pastores son, rodeados de temor,
Los que oyen que nació Jesús, y van con prontitud.

¡Oh santo Niño de Belén, escucha nuestra voz!
Te abrimos nuestro corazón, habita tú en él.
Recibe nuestra adoración, te proclamamos Rey,
Ven, danos hoy tu bendición, Señor y Emanuel.


24


En las alturas, gloria a Dios, en esta tierra paz,
Gozosas nuevas yo os doy, palabras de solaz.

         ¡Oíd, mirad, un ángel es!
         ¡Qué bello resplandor!
Nos habla con cariño, oídle sin temor.

Pues Dios los vio perdidos, y en su gran amor,
Propuso él salvarlos a costo de dolor.

Por siglos bien remotos ha sido nuestro Rey;
Ahora ha bajado, Pastor de nueva grey.


25


         En momentos de angustia
         Para el pueblo de Judá,
         El profeta asegura:
         Del Señor habrá señal.

         Una virgen ha de concebir
         Y un Hijo ha de dar a luz.
He aquí que nacerá y a su pueblo salvará,
Y se ha de llamar: Emanuel; Emanuel:
         Con nosotros Dios.

         Dios habló a José en sueños
         Cuando en él había temor,
         Y le dijo: Todo esto
         Lo predijo ya el Señor.

         Dios manifestado en carne,
         Gran misterio de piedad,
         Mi deseo es adorarte
         Y hablar de tu bondad.


26


      En Navidad hay gozo y paz
      Al recordar el Don de amor.
      ¡Felicidad y bienestar:
      Hoy nace Cristo el Salvador!

¡Gloria a Dios, y en tierra paz!
¡Salvación, Dios provisto ha!

      ¿Por qué teméis, por qué lloráis?
      Dios quiere daros el perdón.
      Las buenas nuevas escuchad
      Que el ángel fiel os proclamó:

      Do Cristo mora no hay temor.
      Las penas quita y da su paz.
      ¡Oh!, ábrele tu corazón
      Y con nosotros cantarás:


27


En pobreza y humildad, en un mundo de maldad,
Nace el Santo Emanuel, prometido al pueblo fiel.

Gloria, gloria sea a Dios, canta la celeste voz,
Paz, a esta humanidad; paz, en esta Navidad.

Ved, en un pesebre está quien es Príncipe de Paz,
Quien creó la inmensidad, quien habita en santidad.


28


En un pesebre, cual un cordero,
Ved al Creador de todo el universo.
Entre pañales está envuelto,
Cual un mortal, pequeño e indefenso.

Verbo de vida y luz eterna,
¿Por qué allí, rodeado de pobreza?
¡Es un misterio!, mi ser expresa,
¿Has de vivir, llevando nuestras penas?

Entre tu pueblo buscaste albergue,
Y te ofreció tan sólo un pesebre;
No te aclamaron cual Rey de reyes,
Sólo una cruz de ignominia tienes.

Mi ser se postra, mi alma llora,
Mi corazón, Señor, merced implora,
Pues hoy comprendo tan bella historia,
Y en gratitud, mi espíritu te adora.


29


En un pesebre, ved, un niño está,
¡Oh, cuán hermoso, oh, qué bello es!
¿De dónde viene, saben quién es?
Cristo ha nacido: es Navidad.

Vino del cielo, quísonos salvar,
Se hizo pobre: nos enriqueció,
Él dio su vida: nos rescató.
Cristo ha nacido: es Navidad.

Venid, digamos con sinceridad:
Gracias, Dios Padre, por tu rico Don,
Gracias, Dios Hijo, por tu perdón.
Cristo ha nacido: es Navidad.


30


En un pueblo de Judea
Cristo nace, años ha.
Cumple así la profecía:
Que vendría en humildad.
Dios manifestado en carne,
¡Gran misterio de piedad!

Y los ángeles proclaman:
No temáis, mas id y ved:
Está envuelto en pañales
Y en pesebre lo hallaréis.
Es el Hijo del Eterno,
Vuestro Dios y vuestro Rey.

Hoy, no más en un pesebre
Ni en la cruz de maldición;
A la diestra está del Padre,
Terminado ha su misión.
Te ofrece vida eterna,
¡Búscale de corazón!


31


En un pueblo humilde, allá en Belén,
Durmiendo, a un niño ved;
Áurea claridad, santa luz está
Señalando el lugar.

¡Aleluya!, del ángel la canción,
¡Aleluya!, resonó.
Y áurea luz brilló, santo su fulgor:
Natalicio es del Rey.

Cuna humilde fue, mas, ¡cuán rico Don
Ese día Dios nos dio!
De pesebre a cruz, nos abrió Jesús
El camino a gloria y luz.


32


Envuelto en pañales, no entiendo por qué,
   Está en un pesebre, allá en Belén,
Un niño que es Hijo Eterno de Dios,
   Y quien a este mundo traerá salvación.

Aquel mesonero lugar no le dio
   Al dueño de todo, que al mundo bajó.
Y en cuna humilde recuesta su sien,
   Quien por su linaje es Rey de Israel.

No entiendo el misterio, me mueve el amor,
   Tan sólo pregunto: ¿Qué vio de valor
Que cual un Cordero el quiso venir
   Para salvarnos a ti y a mí?

Si buscas morada en mi corazón,
   Si pides te envuelva en mantos de amor,
Me has conmovido, te entrego mi ser
   Cual trono y morada, oh Santo Emanuel.


33


Escrita fue, muchos años ha,
Una historia que no olvidaré;
Antigua, sí, mas jamás habrá
          Historia que más gozo dé.

          Gozo y paz oírla da;
          Olvidarla, ¡no podré!
          Antigua, sí, mas jamás habrá
          Historia que más gozo dé.

Me cuenta a mí de un inmenso amor,
De un misterio que no entenderé:
¿Por qué quiso Dios dar tan rico don
          A un mundo que tan malo es?

Me cuenta a mí de una gran provisión,
De una sangre que puede lavar
De todo mal, al más vil pecador,
          Y puede su deuda pagar.

Me cuenta a mí de un camino de luz
Que fue abierto con grande dolor:
El cielo es su fin, su entrada, una cruz.
          ¡Fue abierto para el pecador!


34


¡Escuchad! En las alturas
Se oye un canto angelical
Anunciando a las criaturas
          Un portento sin igual.

En Belén oscuro nace,
Y en pesebre pobre yace,
Quien del mundo pecador
          Ha de ser el Salvador.

Ese Niño Soberano
Es el Príncipe de Paz,
Y, aunque viene como humano,
          Dios está en su misma faz.

Trae salud a los mortales
Al librarlos de sus males;
Es el Santo de Israel
          Cuyo nombre es Emanuel.

¡Salve! Sol de eterna gloria,
Vida y luz contigo están;
Y a tu lado, la victoria,
Los que te aman obtendrán.
De los pueblos el Deseado,
Nuestro anhelo se ha colmado:
Al librarnos del temor,
         Viviremos en tu amor.


35


Estrellita que alumbraste
Las campiñas de Belén,
Luz divina derramaste
Anunciando nuestro bien.

          Brilla, brilla sin cesar,
          En la oscuridad,
          Derramando luz.
          Brilla, brilla por doquier,
          Y a los mortales
          Habla de Jesús.

Estrellita de los cielos,
Que anunciaste a mi Señor,
Sean siempre tus destellos
Un aviso al pecador.

Unos magos te miraron
Y, avisados por tu luz,
A Belén se encaminaron
A adorar al Rey Jesús.


36


Favorecidos pastores, la claridad del Señor,
En una noche oscura, cércales de resplandor.
Habla un ángel del cielo: Nuevas de gozo os traigo,
Son para todo el pueblo, Cristo nacido ha hoy.

          Paz, paz, oíd el mensaje, es del Señor.
          Hoy, hoy, vino del cielo un Salvador.
          Sí, sí, gozo os traigo y no temáis:
          Vedle, en un pesebre le hallaréis.

Ya no es niño pequeño en un humilde mesón;
Hoy, exaltado en el trono, tema es de grata canción.
Manifestado en carne, pudo así rescatarme:
Hijo nombrado del Padre, Cristo y sumo Señor.


37


          Fue años ha, allá en Belén,
          Pues la Biblia dice así,
          Que nació un niño: Emanuel,
               En grata Navidad.

Canta voz angelical: El rey nacido ha:
Tiene vida eterna el mortal, por esta Navidad.
Cielo y tierra, en dulce son, grata noticia dan:
Tiene vida eterna el mortal, por esta Navidad.

          De Nazaret, María y José
          Salen prestos a Belén;
          Tienen que empadronarse allí,
          Su linaje es el de David. (Sin coro)
          Y estando allí el día llegó
          En que el niño les nació,
          Fue en un lugar fuera del mesón,
               El día de Navidad.

          Y cuando vigilando está
          Sus ovejas el pastor,
          Se presenta el ángel del Señor,
          Los rodea de su majestad. (Sin coro)
          Les dice el ángel: No temáis,
          Nuevas de gran gozo os doy,
          Ha nacido Cristo el Señor:
               ¡Hoy es la Navidad!

          Fue años ha, allá en Belén,
          Que el Señor Jesús nació.
          Él su vida vino a dar por mí
               En aquella Navidad.


38


¡Fuera la tristeza, fuera el temor!
¡Grata es la nueva, grande el Salvador!
Paz para la tierra, gozo al pecador,
Pues al mundo llega su gran Redentor.

          ¡Fuera la tristeza, fuera el temor!
          ¡Grata es la nueva, grande el Salvador!

¡Gloria en lo alto! ¡Gloria sea a Dios!
Al mortal ha dado inefable Don.
Es su Hijo amado que al mundo envió,
Para del pecado dar la salvación.

Y su nombre amado ha de ser Jesús,
Cristo, el enviado, Dios de amor y luz.
De hombres despreciado, puesto en una cruz;
De Dios ensalzado, vive en gloria y luz.


39


Gracias, Señor, por venir a salvarme,
Por descender cual un niño a Belén;
Por desear rescatarme del mal,
Tú te vestiste cual hombre mortal.

Gracias, Señor, por venir a salvarme,
Gracias, Señor, por nacer en Belén,
Gracias, Señor, por tu grande amor:
¡Cristo, yo te amo, Señor, te adoro!

Por mí, Señor, tu riqueza dejaste
Y en pobreza, quisiste vivir;
En un pesebre te vimos nacer,
Y en Nazaret, trabajar y crecer.

Por mí, Señor, te enfrentaste a la muerte,
En mi lugar, fuiste tú a la cruz.
Soy perdonado en tu muerte, Señor,
Justificado, en tu resurrección.


40


Gloria a Dios en lo alto, se oye en la noche la voz,
Ángeles cantan en coro las nuevas de salvación:

          Gloria, gloria, ya no tengáis temor.
          Gloria, gloria, nuevas de gozo os doy.
          Gloria, gloria, Cristo el Señor nació.
          Buscadle, está en un pesebre,
          En la ciudad de David.

El tierno niño nacido en la ciudad de Belén,
Para salvar ha venido a los que crean en él.

Hoy conocemos su historia, de el pesebre a la cruz,
Y hemos de adorarle llenos de fe y gratitud.


41


He aquí un tierno niño, hospedado en mesón,
Acostado en pesebre, de los ángeles canción.
— ¡Es Jesús! — A Jesús yo encontré.
— ¡Es Jesús!— Ya es dueño de mi fe.

Ved al Hijo predilecto, escuchad de él la voz,
Cristo, en el monte santo, proclamado es por Dios.
— ¡Es Jesús!— A Jesús mi culto doy.
— ¡Es Jesús!— Es mi esperanza hoy.

Ved al Hombre de Dolores, demostrando su amor,
Ved cómo, entre malhechores, sufre por el pecador.
— ¡Buen Jesús!— Tú quitaste mi dolor.
— ¡Buen Jesús!— Mi confianza, fe y amor.


42


Id a Belén, pastores,
Ya nació vuestro Redentor;
No temáis que yo os traigo
Buenas nuevas de salvación.

Vino a nacer cual un mortal,
Y forma de siervo él tomó.
Deseó tomar nuestro lugar,
¡Por eso le amamos!

Magos, seguid la estrella,
Que en Judá ha nacido el Rey.
Preparad, pues, sus presentes,
Vuestra fe os guiará a él.

Id a la cruz, mortales,
Otro amor como el de él, no habrá.
Doblegad vuestras rodillas,
Y entregadle el corazón.


43


La primera Navidad, una voz celestial
Proclamó el mensaje de paz al mortal.
Buenas nuevas de salud proclamó en Belén:
          Ha nacido el Cristo, el Rey, Emanuel.

          Navidad, Navidad, bella Navidad
          Cuando nació el Rey de Israel.

Los pastores de Belén, que escucharon la voz,
Fueron prestos a ver si era el Hijo de Dios,
Y, con grande admiración, exclamaron al ver:
          Ha nacido el Cristo, el Rey, Emanuel.

Ciertos magos, al mirar una estrella sin par,
Descubrieron que hablaba del Rey celestial.
Oro, incienso y mirra es lo que han de ofrecer:
          Que ha nacido el Cristo, el Rey, Emanuel.

Y vosotros, ¿qué haréis al mirar tal amor?
Ensalzad con nosotros la gracia de Dios.
¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!, su promesa es fiel:
          Ha nacido el Cristo, el Rey, Emanuel.


44


Levantad la voz, cantad alegres:
          Cristo ha nacido.
Hoy es Navidad, pensad, gozosos,
          En el Don divino.

Dios su Hijo al mundo envió
          Para rescatarlo;
Todo aquel que cree en Jesucristo
          Tiene vida eterna.

Cristiandad, venid, creed la nueva:
          Dios perdón ofrece.
Recibid con fe tan grande gracia,
          Responded alegres.

Día tan feliz, cual este día,
          Puede no haber otro.
Mucho más aún, si a Jesucristo,
          Das tu ser, gozoso.


45


       Levantad vuestra voz,
       Y cantad: ¡Gloria a Dios!
       Recordad su bondad,
       Repetid la historia:
       Su misericordia
— Que nos dio — lo mejor
       De su excelsa gloria.

       ¡Grande fue el amor
       Que en Belén Dios mostró!
       No dudéis lo que veis:
       Dios hoy nos visita,
       Carne y sangre habita;
— Y a la cruz — va Jesús
       Para dar su vida.

       Todos hoy bendecid,
       Su loor difundid,
       Proclamad con verdad
       Por toda la tierra
       Esta grata nueva:
— Que el que cree — hoy en él,
       Tiene vida eterna.


46


          María entre paja a su Niño acostó;
José y los ángeles son los que ven
          A aquel que es Dios y que nos visitó,
Y con los pastores adoran al Rey.
          José le enseñó su oficio a hacer
A este que es Dios, el Potente Creador.
          Mas la hora llegó para obedecer
A Dios, quien le envió para ser Salvador.

          Y cuando María, al pie de la cruz,
Le oyó perdonar a la turba gentil,
          Leyó ese nombre, su nombre JESÚS,
Y dijo en su alma: Él muere por mí.
          También veo yo, cual María y José,
Que aquel que entre paja dormita, es Dios.
          Él quiere mi amor, él exige mi ser,
Él es Rey Eterno, de todos Señor.


47


Mi velita su luz da, ¡ved qué bonita es!
Mi camino alumbrará, y no me perderé.

Es la luz de Jesús en mi corazón.

No es ese resplandor que en Belén se vio,
Y a pastores anunció: Nace el Salvador.

Ni es la estrella que se vio en cielos de Judá,
Y a los magos motivó al Rey a adorar.

Mas aunque pequeña es, siempre alumbrará
Y por ella han de ver que Dios conmigo está.


48


Miles de dádivas vienen de Dios,
Misericordia nos siguen en pos,
Y cuando fue Navidad él nos dio
          El don mejor, que es Cristo.

El don mejor es Cristo,
El don mejor es Cristo,
No tiene igual, jamás habrá tal,
Como mi Salvador Jesucristo.

Dios da la lluvia y hace crecer
Flores y frutas que nos dan placer;
Mas sobre todo ahora yo sé
          Que el don mejor es Cristo.

Muchos desprecian tan grande merced,
Ríen y cantan y buscan placer,
Y en estas fechas no quieren saber
          Que el don mejor es Cristo.

¿Qué piensas tú sobre la Navidad?
¿Has dado gracias por esa bondad
Que por suplir tu gran necesidad
          Te dio el Don que es Cristo?


49


Mirad cuán grande fue el amor de nuestro Dios,
          Que a su Hijo amado dio.
          ¡Por eso es Nochebuena!

Mirad cuán bueno es saber que allá en Belén
          Nació Jesús, por nuestro bien,
          Y trajo al mundo consuelo.

Sabed que en él tenemos hoy un Salvador,
          Que a este mundo descendió
          A darnos vida eterna.

Por esto celebramos hoy la Navidad.
          Y recordamos con amor
          El Don que Dios nos enviara.


50


No en un palacio de esplendor,
Ni en la mansión de gran señor,
Fue en las afueras de un mesón
          Que el Salvador nació.

          ¡Nació, nació!
Sí, entre los pobres nació.
          Vino así su vida a dar
Y al pecador salvar.

Y aunque el profeta lo anunció,
Su pueblo no lo esperó,
Mas cuando el tiempo se cumplió
          El Salvador nació.

Y ante tal muestra de su amor
Sólo incredulidad halló.
Y hoy, ¿qué dirá tu corazón
          A quien por ti nació?


51


No es un cuento ni es tradición,
No es la historia de una nación,
No son pastores, pesebre y mesón,
Ni de los ángeles grata canción.

Es mucho más para mí Navidad,
Más que un momento de felicidad;
Es un milagro, milagro en verdad:
Dios visitando a la humanidad.

¿Cómo podré explicártelo a ti?
¿Cómo podré describir lo que vi?
No es un Niño, es más para mí:
Es Cristo, mi Señor, mi Salvador.


52


     ¡No hay cupo –se dijo– en el mesón!
     El día de su Navidad;
     Y al Hijo de Dios fue negada
     Humana hospitalidad.
     No dieron a él su corona,
     Su cetro con otros quedó:
     En un pesebre, prestado,
     El hombre a su Dios recibió.

     ¡No hay cupo!, se oyó en el alma
     Del pueblo que él escogió;
     Tan sólo humildes pastores
     Oyeron de su encarnación.
     Alegres, de prisa, llegaron
     Al lado de su Salvador;
     Abriéronle sus corazones,
     Y diéronle todo su amor.

     No niegues a Cristo el trono
     Que Dios en tu alma fincó;
     Él hace ligera tu carga,
     Es fácil su yugo de amor.
     Concédele la bienvenida
     Al trono de tu voluntad;
     Entrégale toda tu vida
     Y sírvele con lealtad.

Glorioso Señor, quiero darte lugar,
En mi corazón puedes tú morar:
Te rindo el cetro, la corona y el trono;
     Sé siempre mi guía y mi Señor.


53


No hubo lugar para Cristo en Belén,
          Ni aun en el mesón;
Buscando en dónde pudiera nacer,
          Sólo un pesebre halló.
Sólo un pesebre este mundo le dio
          A su gran Creador;
Mas Cristo aún busca en donde nacer,
          ¡No le digas: No hay lugar!
Las zorras sus cuevas, las aves su hogar,
          Mas el Señor Jesús,
Buscando su cuerpo poder reclinar,
          Sólo halla una cruz.
Sólo una cruz este mundo le dio
          A su gran Redentor;
Mas Cristo aún busca en donde morar,
          ¡No le digas: No hay lugar!
Y hoy, cuando Cristo requiere lugar,
          Toca a tu corazón,
Y espera, paciente, lo dejes entrar.
          ¿Qué le dirás: Hoy no?
Sólo pretextos y excusas le dan
          A su Señor y Dios.
Mas Cristo aún toca a tu corazón,
          ¡No le digas: No hay lugar!


54


No hubo mesón para Cristo,
En donde pudiera nacer,
Y, aunque es del mundo el Dueño,
Lugar no le quieren hacer.
¿Lugar para Cristo? Su pueblo le dio
Tan sólo un pesebre y no una mansión.

El Cristo va hoy por las calles,
Buscando en dónde morar;
Mas, despreocupadas, las gentes
No dan al Señor un lugar.
Recibe a Cristo en tu corazón,
Y goza por siempre su gran salvación.


55


          No sé por qué, el Dios de toda gloria,
          En puro amor mirara al hombre vil;
          O, cual Pastor, buscara a los perdidos
          Para traerlos hasta su redil.
Mas esto sé: que él al mundo vino,
Y en pobreza quiso él nacer,
Pues en pesebre de Belén, humilde,
Nacido ha el Salvador y Emanuel.

          No sé contar del corazón amante,
          Cuando él, en paz, su senda aquí trazó;
          Ni cómo, en cruz, su vida expirando,
          Al malhechor contrito, perdonó.
Mas esto sé: él sana al quebrantado,
Y al cargado alivia su pesar;
Y él levanta al pecador caído,
Pues, con nosotros, Cristo el Salvador está.

          No sé que hará al ocupar su trono,
          Cuando este mundo a sus pies caerá;
          Cómo unirá a todas las naciones,
          Y paz perfecta establecerá.
Mas esto sé: que él vendrá en gloria,
Y, en humildad, al Cristo adorarán,
Y toda lengua cantará a una:
¡EL REY DE REYES, en justicia, reina ya!


56


No vi, Señor, cuando en Belén
Tomaste forma de mortal.
No sé qué casa en Nazaret
Te vio crecer y trabajar.
          Mas esto sé: tu pie pisó
          Mi mundo vil, ¡oh, Santo Dios!

No vi, Señor, quién te tocó
Cuando salió de ti virtud,
Ni cuando, al descender el sol,
Te rodeó la multitud.
          Mas esto sé: no hubo mal
          Que tu poder no destruyó.

No oí, Señor, la voz cruel
Del pueblo que te rechazó;
Sus burlas yo no escuché,
Ni vi la cruz do te colgó.
          Mas esto sé, y es verdad,
          Moriste tú en mi lugar.

Y hoy, Señor, que en gloria estás
Intercediendo a mi favor,
No sé, en mi peregrinar
Qué ha de ser de mí, Señor.
          Mas esto sé: tú guardarás
          Mi alma en completa paz.


57


¡Noche de paz! ¡Noche de amor!
          Todo duerme en derredor;
Entre los astros que esparcen su luz,
Bella, anunciando al niñito Jesús,
— Brilla la estrella de paz.

¡Noche de paz! ¡Noche de amor!
           Oye humilde el fiel pastor,
Coros celestes que anuncian salud,
Gracia y gloria en gran plenitud,
— Por nuestro buen Redentor.

¡Noche de paz! ¡Noche de amor!
           Ved qué bello resplandor
Luce en el rostro del Niño Jesús,
En el pesebre, del mundo la luz:
— Astro de eterno fulgor.


58


Noche sin igual en que nació el Salvador;
Gratos tus recuerdos a mi alma siempre son.
Con el pastor oír quisiera aquella voz:
Hoy nacido ha allá en Belén, Cristo el Señor,
       Ya no temáis, en él tenéis perdón.

¡Gloria sea a Dios!, canta voz angelical,
¡Gloria en las alturas y en la tierra sea paz!
Y el pastor, al buen Jesús fue a buscar.
Yo, con él, quisiera ir a ver y a adorar
       Al Don de amor, que Dios al mundo dio.

Brilla en el oriente un astro que anuncia fiel:
¡Nace en Belén un niño que es Rey de Israel!
Y el mago va en busca del que nace Rey.
Oro, incienso y mirra va con gozo a ofrecer,
       Y yo, con él, quisiera dar mi ser.

¡Noche sin igual en que nació el Salvador!
¡Gratos tus recuerdos a mi alma siempre son!
¡Noche de paz, noche de luz y amor!


59


Nombre sobre todo nombre,
Es consuelo al quebrantado,
Libertad es al cautivo,
     Paz al corazón.

Un ángel le anunció a José:
Has de llamarlo Emanuel,
¡Dios con nosotros!, es la verdad
     Que al hombre anunciará.

También María escuchó,
Que el Santo Ser que concibió,
Hijo de Dios se llamará
     Y Rey, un día será.

Cuando hoy piensas en Jesús,
¿Cuál es el nombre que usas tú?
Pues si murió y resurgió,
     Fue para ser Señor.

(Último coro)
Nombre sobre todo nombre,
Dueño de mi vida entera,
Hoy mi corazón te invoca
     Como mi Señor.


60


Obedientes, los pastores
Van en busca del pesebre
Donde yace el pequeño
Que es Cristo el Señor.

Motivados van los magos,
Conducidos por la estrella,
Hasta donde se encuentra
Quien desean adorar.

Y nosotros, constreñidos
Por tan gran amor, ¿qué haremos?
¿Qué al Rey entregaremos?
¡Nuestro todo, en su altar!


61


¡Oh, campos hermosos de Efrata!
¡Cuán grato es en ellos pensar!
Yacían en silencio y en calma,
En noche de estrellas, sin par.
Las célicas puertas se abrieron
Y gran multitud descendió;
Sus blancos ropajes, cuán bellos,
Cuán dulce su armónica voz.

Ángeles, cántennos otra vez
Nuevas de gozo, salud y solaz;
Que al escuchar, hemos de aprender
Cómo podemos a Dios alabar.

Aún vemos los campos de Efrata
Do parten senderos de paz,
Que hablan de Dios y su gracia
Cual claro, brillante fanal:
Do amor brinda sus bendiciones,
Do noches se tornan en luz,
Do nacen aquellas acciones
Que hablan del Maestro, Jesús.


62


          ¡Oh!, duerme, Niño Jesús, Señor,
                    Descansa Emanuel,
          Tu sueño guardan los ángeles
                    Su arrullo grato es.
          No tengo yo su dulce voz,
                    Tan sólo traigo mi amor.

Duerme, Señor; duerme, Señor;
Duerme, duerme, duerme, Señor.

          José y María velando están
                    Tu cuna, mi Señor.
          Y tus vigilias, guardando está
                    Contigo, el pastor.
          Yo no te vi, no estuve allí,
                    Mas quiero alzar mi canto a ti.
          Se cubre el campo de un manto gris,
                    ¡Vigilen sin cesar!
          Que en mil colores se ha de vestir
                    Al verle despertar.
          Tus ojos no te vi abrir,
                    Mas sé que vives hoy en mí.


63


¡Oh, gran Creador del universo,
Ser infinito e inmortal!
Por nuestro amor, tu trono dejas
Y tu morada celestial;
Entre pañales naces pobre,
          Para en nuestro mundo andar.

Tú, que eres Dios y Rey supremo,
Hambre y sed has de probar;
Y en vez de cantos de alabanza
Escarnio y burla escucharás.
Todo, porque tú nos amaste
          Y nos quisiste rescatar.

¿Qué viste en mí que decidiste
A este mundo descender,
Y en los días de tu carne
La obediencia aprender?
Dime, qué es que tanto amaste,
          Y a tus pies lo rendiré.

¡Oh! Dios de amor y toda gracia,
Haznos en ti siempre pensar,
Al verte humilde en un pesebre,
Quita el orgullo y vanidad;
Y al contemplarte en cruz sufriendo,
          Haznos, Señor, amarte más.


64


¡Oh noche santa en que, Señor, naciste!
          ¡Oh noche grata de paz y de amor!
Noche serena en que estrellas brillan
          Y el cielo llenan de bello fulgor.
Tu historia dinos, cual a aquellos magos,
          Que un niño nace Rey y Salvador.

Noche de paz, ¡cuán gratos tus recuerdos!
          Tu santa luz nos guía a Jesús:
El Don de amor que Dios al mundo envió.

En el silencio de aquella noche,
          Del cielo se oye un mensaje de paz;
Coros celestes, a este mundo anuncian
          Que Cristo viene a salvar al mortal.
Id y buscadle, yace en un pesebre
          Entre pañales: ésta es la señal.

Aún en ti, oh noche tan alegre,
          Oh noche santa de paz y quietud,
Se ve la sombra de aquel madero
          Do consiguió el Señor mi salud.
Por dar su vida, él al mundo vino,
          Perdón nos brinda hoy, por su virtud.


65


¡Oh, ven, ven pronto Emanuel!
Trae salvación a Israel,
Que llora en exilio
Pidiendo que Dios vuelva a él.

¡Gozad! ¡Gozad!, que Emanuel
Vendrá a reinar en Israel.

Raíz y tronco de Isaí,
La llave tienes de David;
Los pueblos te esperan,
Retoña, muéstrate aquí.

Oh sal, ESTRELLA de Jacob,
Te esperan cual Legislador.
Tu cetro empuña en Siloh,
Justicia y equidad impón.

Con fuego y relámpagos,
Triunfante, tú vendrás a Sión,
Huirán de ti los montes,
E Israel oirá tu voz.


66


Oíd un son en alta esfera:
¡En los cielos gloria Dios,
Al mortal paz en la tierra!
Canta la celeste voz.
Con los cielos alabemos
Al eterno Rey; cantemos
A Jesús, a nuestro bien,
          Con el coro de Belén.

Canta la celeste voz:
¡En los cielos gloria a Dios!

Príncipe de Paz eterna,
Gloria a ti, Señor Jesús;
Entregando el alma tierna,
Tú nos traes vida y luz.
Has tu majestad dejado,
Y buscarnos te has dignado:
Para darnos el vivir,
          A la muerte quieres ir.

De los muertos levantado,
Te aclamamos vencedor:
Triunfo grande nos has dado,
Fruto de tu gran amor.
De la gloria a recibirnos
Tú vendrás, y te veremos
Transformados en tu luz,
          Hechos como tú, Jesús.


67


Oigo preguntar: — ¿Dónde está el Rey?
Ha nacido el Rey, su estrella vimos ya.
     Ha nacido el Rey, ¿dónde está?

     En Jerusalén no lo hallaréis,
     En mansión real no está,
     Ni rodeado de esplendor;
     Proseguid que aquí no está.
     Si buscáis afuera del mesón,
     Entre paja, ya no está.
     No busquéis en tumba o cruz:
     Él al cielo ascendió.

     Fuera de tu corazón está,
     Quiere que le des lugar.
     Si le abres, él entrará:
     ¡No lo hagas esperar!
     Oye hoy su voz, no tardes más;
     Mira, qué paciente está,
     Mas el día pronto vendrá,
     Cuando, al Rey, no hallarás.
Vive hoy en mi corazón.
(Después del último coro)


68


Otra vez es Nochebuena,
Otra vez es Navidad.

Recordad a los pastores,
Que al ver a Jesucristo,
Van a dar la buena nueva
De que vino el Salvador.

Admirad a aquella estrella,
Que en el cielo, refulgente,
Fue quien dijo que ha nacido
El que es Rey de Israel.

Imitad a aquellos magos
Que trajeron sus presentes
Al Rey que nació en Judea:
— Dadle vuestro corazón. (Fin)


69


Otro amor cual el de Cristo, no habrá.
¡Qué admirable es que quiso rescatar
A este mundo tan sumido en maldad!
Y el que era en el principio, ¡nacerá!

Quien creó el universo, ved venir
Cual un niño indefenso a sufrir.
Donde nacen los corderos, ¡helo allí!
El eterno Dios, el Verbo, ¡nace así!

Cuando el Verbo se hizo carne, ¡qué amor!
Y así con los mortales habitó,
Él la gloria de su Padre reveló;
Mas el pueblo sus señales no creyó.

Y aquél que es el Verbo y es Dios,
Es el resplandor eterno que brilló
Alumbrando al mundo entero. Y, porque
Yo en él mi fe he puesto, soy de él.


70


Pastores oyeron que allá en Belén,
Nacido ha Cristo, Señor y Emanuel.
Envuelto en pañales, será la señal,
Id prestos a verle y no os detengáis.

Y van obedientes al Niño a ver,
Pues, aunque sencillos, es grande su fe;
Y corren ansiosos la nueva a dar,
Que aquel que han visto es Dios en verdad.

Los astros señalan que es Navidad,
Los magos entienden tan clara señal
Y vienen de Oriente, deseando adorar
A aquel que ha nacido cual Rey de Judá.

Y tú que has oído las nuevas de paz,
Estás frente a Cristo, decide qué harás.
Postrado, adora, cual mago y pastor,
Entrega tu vida y tu corazón.


71


Pastores, recordad lo que pasó en Belén,
¡Qué nuevas de gran gozo, Dios os anunció!

¡Cuán silencioso, cuán plácido y bello
Estaba el cielo en la Navidad
          Cuando nació Jesús!
¡A Dios la gloria sea y en la tierra paz!

En un pesebre está, buscadle, no temáis,
Pues Dios hoy nos visita: nos mostró su amor.

Nacido ha el Rey que Dios nos prometió;
Id prestos a adorarle, dadle vuestro amor.


72


Pequeño pueblo de Belén; tus horas pronto van;
El labrador y el pastor cruzando en calle están;
El uno, ya cansado, buscando su hogar,
A gusto ya, el otro, va ovejas a cuidar.

Los astros en los cielos, las obras del Señor,
Tan quedos van, las glorias dan a su gran Creador.
Mas, repentinamente un bello resplandor,
Celeste luz, del ángel voz: ¡Ya vino el Salvador!

Doy nuevas de gran gozo a todos alredor:
Nacido ha hoy en Belén el Cristo y Salvador.
Dormido en un pesebre, un niño hallaréis.
Un niño, mas es Rey de paz, y en él la paz tendréis.

¡Oh, Santo Hijo de David! ¡Oh, Príncipe de Paz!
Como en Belén, en mí también, divina luz serás.
Bajaste tú del cielo, mi alma a salvar,
Y por tu cruz, Señor Jesús, iré a tu hogar.


73


Potente Dios, Creador del universo,
El verte cual un niño, pobre e indefenso,
Tomando así la forma de un siervo,
Nos llena de la más profunda admiración.

    — Bendito sea tu nombre, ¡oh, Dios!
          De eternidad a eternidad.

¡Oh, Hijo Unigénito del Padre!
Al verte en pesebre envuelto en pañales,
Gustando así nuestras debilidades,
Nos vemos constreñidos por tu gran amor.

Altísimo Señor y Rey de reyes,
Al ver que cual un Hijo a obedecer tú vienes,
Y cual cordero irás hasta la muerte,
Rendidos ante ti, te damos nuestro ser.


74


¿Qué a Jesús traeremos como ofrenda de amor?
Oro, incienso y mirra, ya no le son de valor.

Sólo una vida tenemos, y él la merece tener
En compromiso sincero de serle útil y fiel.

¿Qué a Jesús traeremos que signifique lealtad?
Pide, en vez de corderos, misericordia y verdad.

¿Qué a Jesús traeremos de sementera o lagar?
Ya no requiere el diezmo, sino mi todo en su altar.


75


Reina quietud, reina el bien,
          Duerme en paz Belén,
Desciende un ángel con un mensaje
          De parte del Señor.

Gloria a Dios en lo alto,
          Y en la tierra paz.
Cristo el Señor ha nacido,
Son las nuevas que os doy.
Gloria a Dios en lo alto,
          Bendiciones al mortal.
Vino del cielo a daros consuelo
Creedle y tendréis vida eterna.

No os detengáis, id sin temor,
          Es el Don de Dios:
De sus pecados vino a librarlos
          Y a darles salvación.


76


Resplandeciente estrella,
Obra del gran Creador,
Brillando clara y bella
          Eres celeste don.

Háblame, guíame
Con tu bellísima y clara luz,
Háblame, guíame
Hasta el Señor Jesús.

Resplandeciente estrella,
Faro de amiga luz,
Como ayer, orienta
          Hacia el Señor Jesús.

Resplandeciente estrella,
Biblia preciosa y fiel,
Quieres que yo te lea,
          Y mi atención te dé.

Resplandeciente estrella,
En noche oscura sé,
La luz que me enseña
          En quién poner mi fe.


77


          Repicad, repicad con sonora voz,
          Repicad, campanas mil, háganse oír.
Repicad, repicad mientras que se dice: Hoy.
Que hay nuevas que anunciar y que compartir.

Ya la luz resplandeció, la verdad manifestó,
Ya brilló en la oscuridad anunciando salvación.
Ven y ve, sin dudar, y de corazón
Reconoce que es Dios quien te muestra su amor.

Cuando por primera vez se escuchó en Israel
Que el enviado del Señor a su pueblo visitó;
Triste fue ver que él rechazado fue.
Y así, como ayer, pocos hay que muestran fe.

Si la luz resplandeció y en tu corazón brilló,
No rehúses doblegar ante Dios tu voluntad.
     — Cree en él, óyele, síguele, sé fiel:
          Él merece recibir todo lo mejor de ti. (Fin)


78


¡Salve, Señor! Tu Nombre ensalzaré
En este día de tu Navidad.
Con gratitud mi canto entonaré:
Te debo a ti, mi vida y libertad.
El gran ¡Hosanna! que en Belén se oyó,
Tendrá su eco en mi corazón.

¡Salve, Señor! Memoria haré de ti
En este día de tu encarnación.
Recordaré tu gran amor por mí,
Tu gracia, ha de ser hoy mi canción.
Por tu pobreza, rico ahora soy,
Por tu dolor, yo tengo curación.

¡Salve, Señor! Prorrumpiré en loor,
Anunciaré la nueva de salud;
De muerte y tumba eres vencedor,
Y vida das al hombre en tu virtud.
Creo en ti, mi vida yo te doy;
Me has redimido, y tu siervo soy.


79


Santo y Eterno,
Hijo amado, tú, de Dios,
Naces en pesebre.
¡Don de gracia y amor!

Creaste el universo,
Diste vida al mortal,
¿Por qué hoy, cual siervo,
Sufres tanto por mi mal?

¿Tanto me amaste,
Que desaste tú venir
Cual mi sustituto,
Y en mi lugar morir?

No hallo yo palabras
Con qué pueda agradecer
Lo que tú hiciste;
Sólo ofrézcote mi ser.


80


Señor Jesús, cual un niño
Tú viniste a nacer
En un pueblo humilde,
Rodeado de pobreza.
Sé que por mí lo hiciste:
     ¡Gracias, Señor!

Señor Jesús, cual mi ejemplo
Tú viniste a servir,
No te importó el desprecio,
Ni el corazón cerrado;
Fiel a tu Padre fuiste:
     ¡Gracias, Señor!

Señor Jesús, cual cordero
Tú viniste a morir:
Nuestra maldad llevaste,
Nuestro dolor sufriste;
Hasta la cruz llegaste:
     ¡Gracias, Señor!


81


Señor, te adoramos, pues nos visitaste
Y nos levantaste un gran Salvador.
Enviaste a tu Hijo, tu pacto cumpliste,
Y a un mundo triste mandaste consuelo.

Señor, te adoramos, ¿qué viste en nosotros
Que nuestro oprobio quisiste llevar?
¡Qué grande misterio! Dios manifestado
En carne, bajando y naciendo en pobreza.

Señor, te adoramos, pues desde la aurora
En misericordia enviaste tu luz.
Y ya sin tinieblas, nos has concedido
Que sin enemigos servirte podamos.

Señor, te adoramos, y te bendecimos:
Nacer cual un niño, fue tu voluntad.
Hoy, con reverencia, pureza y justicia,
Señor, nuestra vida rendimos gozosos.

Señor, te adoramos, y te alabamos,
Así recordamos tu Navidad.


82


          ¡Sí, gozad, llegó la Navidad!
Ved, mirad, estrellas que hermosas brillan.
          ¡Sí, gozad, llegó la Navidad!
          Llega Cristo, el Don de amor,
               De luz y de verdad.

Mi Jesús, el Don de vida y salvación,
Hoy nació para venir a rescatar
Al mortal que vive en ruina y perdición:
¡Gloria al Señor por tan gloriosa Navidad!

          ¡Sí, gozad, llegó la Navidad!
Ved, mirad, pastores que oyen buenas nuevas.
          Sí, oíd al ángel anunciar:
          Ha nacido Cristo el Rey,
               Buscadle, no temáis.

          ¡Sí, gozad, llegó la Navidad!
Ved, mirad, a magos que ofrecen dones.
          Sí, venid, con ellos a adorar
          A Jesús, el Don de amor,
               De luz y de verdad.


83


Su estrella en oriente vimos,
Y al Rey buscamos para adorarle;
Por lo tanto, le ofrecimos oro,
Pues cual Soberano lo reverenciamos.

— Ven, con nosotros adora.

Su estrella en oriente vimos,
Y al Rey buscamos para adorarle;
Es por eso que incienso dimos,
Pues cual Sacerdote le reconocemos.

Su estrella en oriente vimos,
Y al Rey buscamos para adorarle;
Le trajimos esta amarga mirra,
Pues cual Sustituto hoy lo aceptamos.


84


     Su nombre será Jesús,
     Su nombre será Jesús,
     A Israel su pueblo salvará,
     Su nombre será Jesús.

Entre los hombres no hay en el mundo
Otro nombre, otro nombre
Que trae salvación.


85


Suenen dulces himnos, gratos al Señor,
     Y óiganse en concierto universal.
Desde el alto cielo baja el Salvador
     Para beneficio del mortal.

¡Gloria, gloria sea a nuestro Dios!
     Gloria, sí, cantemos a una voz.
Y el cantar de gloria que se oyó en Belén,
     Sea nuestro cántico también.

Lleno de alegría, salte el corazón
     De la triste y pobre humanidad;
Dios se compadece, viendo su aflicción,
     Y le muestra buena voluntad.

Lata en nuestro pecho, noble gratitud
     Hacia el que nos brinda redención;
Y a Jesús, el Cristo, que nos da salud,
     Tributemos nuestra adoración.


86


Suenen las campanas y en alegre son
Digan que ha nacido Cristo el Salvador;
Ha venido al mundo Cristo el Rey de Sion
Que ha traído al hombre plena salvación.

     Demos hoy a Cristo libre posesión,
     Démosle gozosos nuestro corazón.
     Oh, Jesús, recibe nuestro humilde don:
     Sólo en ti tenemos nuestra redención.

Huestes celestiales bajan a anunciar,
Y en armonía se oye su cantar:
Dan las buenas nuevas: Ya nació Jesús,
Rey de eterna gloria, Príncipe de luz.

Id, pastores, prestos id y compartid
Que ha nacido el Cristo, hoy, allá en Belén.
Y a los hombres todos esta nueva dad:
¡Hoy es Nochebuena, hoy es Navidad!


87


Suenen hoy las campanas, que es la Navidad;
Digan con notas claras de Dios la gran verdad:

     ¡Tan! ¡Tan! Resuenen las campanas,
     ¡Tan! ¡Tan! Unidas cual hermanas,
     ¡Tan! ¡Tan! Con voz sonora y clara,
          Que en Belén Jesús nació.

Cuéntennos el suceso que aconteció en Judá,
Cómo se oyó en el cielo, un canto angelical.

Compártannos con gozo la nueva de amor,
El hecho prodigioso que Dios nos visitó.


88


Tema de nuestro canto es el Verbo de Dios.
Hoy, al único digno, elevaremos la voz.
De su cielo él vino, forma de hombre tomó;
Sí, de él cantaremos, él es el Santo de Dios.

     ¡Bendito Jesús! ¡Bendito Jesús!
     Hoy te aclamamos: ¡Bendito Jesús!

De salvación, el gran precio lo pagó ya Jesús:
Un humilde pesebre, crueles dolores de cruz.
De los hombres, desprecio; la justa ira de Dios.
Nada quedó por hacerse: todo lo hizo Jesús.


89


Traemos todos, hoy, a la memoria,
Que en nosotros Dios pensó;
Leemos la bella historia en la Biblia:
Bajó el Salvador de excelsa gloria
     Su vida para dar
     Y, en su grande gracia,
     Las almas a rescatar.

A Cristo, nuestro Salvador, cantamos
Con toda el alma y corazón.
Con gozo, hoy recordamos su venida.
Se hizo pobre para enriquecernos
     Y darnos salvación;
     Un día, va a llevarnos
     A su celestial mansión.


90


Tú dejaste tu trono y corona por mí,
     Al venir a Belén a nacer;
Mas a ti no fue dado el entrar al mesón,
     Y en pesebre te hicieron nacer.

     Ven a mi corazón, ¡oh Cristo!
     Pues en él hay lugar para ti.
     Ven a mi corazón, ¡oh, Cristo! ven,
     Pues en él hay lugar para ti.

Alabanzas celestes los ángeles dan
     En que rinden al Verbo loor;
Mas humilde viniste a la tierra, Señor,
     A dar vida al más vil pecador.

Siempre pueden las zorras sus cuevas tener
     Y las aves sus nidos también;
Mas el Hijo del Hombre no tuvo lugar
     En el cual reclinara su sien.

Tú viniste, Señor, con tu gran bendición,
     Para dar libertad y salud.
Mas con odio y desprecios te hicieron morir,
     Aunque vieron tu amor y virtud.


91


Tú dejaste tu trono y corona real
     Al venir a Belén por mí,
Y al buscar quien pudiera darte un lugar,
     No hubo quién te albergara allí.

— Mas, ven, yo mis puertas te abro,
     Hay lugar en mi corazón.

Siendo tú de la gloria el resplandor,
     Decidiste ser nuestra luz,
Y mostrando al mortal el amor de Dios,
     Sólo hallaste ingratitud.

A los tuyos viniste buscando fe,
     Mas tu pueblo te rechazó.
Sólo hallaste escarnio y burla cruel,
     Y un madero de maldición.


92


     Ved los magos que a Belén
     Van, buscando al niño Rey;
     Van sus dones a ofrendarle,
     Siguen la estrella fiel.

¡Oh!, astro hermoso de esplendor,
     Guíenos tu clara luz
A los pies del Rey Jesús,
     El Divino Salvador.

     Él cual Rey nacido ha,
     Y por esto oro dan.
     Es su reino, reino eterno
          De gracia y verdad.

     Rico incienso dan también,
     Saben quién el Niño es;
     Dios manifestado en carne:
          El Santo Emanuel.

     Mirra dan de amargo olor,
     Que habla de aquel dolor,
     Cuando en cruz, dará su sangre:
          Ofrenda de expiación.

     En el cielo hoy está,
     Rey y Dios y Ofrenda es.
     Él nos rige, ama y salva
          ¡Aleluya a él!


93


Ven a ensalzar a Emanuel, ven a cantar.
Dios es con nosotros, vino desde el cielo,
Nace cual un niño, pobre e indefenso.
Ven a ensalzar a Emanuel, ven a cantar.

Ven a alabar al Don de amor, ven a cantar.
Dios envió a su Hijo, tanto nos amaba,
Para darnos vida, ¡grande es su gracia!
Ven a alabar al Don de amor, ven a cantar.

Ven a adorar al Salvador, ven a cantar.
Aunque nace humilde, es el Rey Eterno.
Ríndele tu vida, da tu ser entero.
Ven a adorar al Salvador, ven a cantar.


94


     ¡Ven, ven, con nosotros canta,
     Sí, pues, hoy es Navidad!
     ¡Ven, ven, con nosotros canta:
     Ha nacido nuestro Salvador!

Recordamos la venida del Mesías,
Cuando vino como un Siervo fiel
     A rescatarnos...

Ciertamente un mesón cerró sus puertas,
Y su pueblo no le conoció,
     Mas tú, ¿qué dices?...

Él fue hecho semejante a los hombres,
Y obediente fue hasta la cruz,
     Pues tanto te ama...

Cristo pide que le entregues hoy tu vida:
Reconócelo como Señor.
     ¡No lo desprecies!...


95


     ¡Ven, ven, oye el cantar
     Que oyeron los pastores!
     Oye al ángel anunciar
     Salud a pecadores.

¡Gloria! ¡Hosanna en lo alto!
¡Gloria! ¡Nacido hoy ha Cristo!

     ¡No temáis!, las nuevas son,
     Tenéis ya quien os salve:
     Sí, en Cristo hay salvación,
     Por nos, él dio su vida.

     Paz y buena voluntad
     Hay para los mortales;
     Dios ha abierto en verdad
     Las puertas celestiales.


96


Venid, gozad y fiesta haced: nació el Salvador;
En un pesebre de Belén está, el Don de Amor.
¡Sí, con los ángeles cantad, que hoy es
Navidad!

          ¡Oh, nuevas de gozo y solaz,
     Gozo y solaz, oh, nuevas de gozo y solaz!

El ángel dijo: No temáis, id prestos a Belén.
Nacido ha quien esperáis, el Cristo y Emanuel.
Él vino para libertar, él vino a rescatar.

Vosotros hoy, que esto oís, al Salvador load.
Creed la nueva y venid, es grande su bondad:
Él, vida eterna os dará, perdón y dulce paz.


97


Venid hoy, oh fieles, triunfantes y alegres
     Venid, sí, venid a Belén sin temor.
Mirad, ha nacido el Rey, el Ungido,
— Venid, adoremos — a Cristo el Señor.

Es Dios solo Santo, Señor de lo creado,
     Y ved, de una virgen su cuerpo tomó;
Por Dios engendrado, su Hijo es nombrado.
— Venid, adoremos — a Cristo el Señor.

Oh ángeles canten, a Dios hoy ensalcen.
     Decidnos su nueva de gracia y amor:
A Dios gloria sea, y paz a esta tierra.
— Venid, adoremos — a Cristo el Señor.

Señor, te aclamamos, tu amor recordamos,
     Te damos, unidos, hoy nuestro loor:
El Verbo del Padre, por nos hecho carne.
— Venid, adoremos — a Cristo el Señor.


98


Venid, la voz alzad, loores tributad;
Que nace en Belén el Señor y Rey.
¡Gloria a Dios! ¡Al mundo paz!
Dios, a su Hijo, al mundo ha enviado.
     Vino al mundo para salvar
     Y en la cruz el rescate pagar.
     A él aclamemos: Hijo de Dios.
     — ¡Hosanna, — Rey de paz!

Y el pueblo cruel búrlase de él:
¡Rey de Judá! ¡Sálvese a sí!
Si Cristo eres, demuestra: desciende.
     Él sufrió, por nuestra maldad,
     Los desprecios de la humanidad,
     A él adoremos, al Redentor.
     — ¡Hosanna, — Rey de amor!

Mas, cual vencedor, él resucitó:
A muerte y Satán vedle derrotar.
Pronto vendrá y reinará
Cual REY DE REYES, SEÑOR DE SEÑORES.
     Reinos de este mundo caerán
     Y de Cristo por siempre serán.
     Fiel y Verdadero, Verbo de Dios,
     — ¡Hosanna, — Rey de paz!


99


     ¡Venid, oh cristiandad!
     ¡Venid con nos gozad!

     Estas nuevas escuchad:
— Hoy— nace Cristo el Salvador.
     Se oye angélico cantar,
Va el pastor su nueva a dar: — Nace el Salvador.

     Paz y buena voluntad:
— Sí,— Cristo vino al mundo a dar
     Vida eterna y perdón,
La paz y justificación. — ¡Gloria sea a Dios!

     Hay en Cristo libertad,
— Ven,— haz a Cristo tu Señor,
     Rinde hoy tu vida a él,
Promete siempre serle fiel: — Cree en el Señor.


100


Venimos a adorar al Rey que ya nació,
Su estrella en Oriente nos señaló el lugar.
Sabemos que es verdad, Dios nos lo reveló,
Con oro, incienso y mirra lo hemos de honrar.

El oro es de Ofir, pues nace siendo Rey,
Su reino es eterno y trae al mundo paz.
Y porque el Niño es Dios, incienso ved aquí,
A él lo entregaremos honrando su deidad.

Es mirra nuestro don, pues vémosle sufrir
Dolores y desprecios, en vez del pecador.
Sabemos que nació, y hemos de seguir
Hasta hallar al Niño y adorar a Dios.

Si el Niño es Rey y Dios y Ofrenda para ti,
¿Qué has de ofrecerle cual muestra de tu amor?
Confiesa que es tu Rey, y hónrale cual Dios.
¿Lo ves cual sustituto? Dale tu adoración.


101


Vienen pastores buscando el pesebre del Rey;
Vienen buscando a aquel que es Dios, Emanuel.

     Ved cómo adoran, mirad su devoción;
     Saben que el Niño es Hijo eterno de Dios.

Van, obedientes al ángel que Dios les envió:
Entre pañales verán al que es su Salvador.

No les preocupa dejar su rebaño esta vez;
Salen buscando al que es su Mesías y Rey.

Ved cómo vuelven glorificando a Dios,
Van proclamando las nuevas de gran salvación.


102


Ya llegó la Navidad,
Cuando Dios envió
A este mundo de maldad
Su precioso Don.

Las campanas suenan,
Su mensaje dan:
¡Tan, tan! ¡Tan, tan!
Llaman con sonora voz,
Quieren pongas atención.
¡Tan, tan! ¡Tan, tan!
Esto te recuerdan:
Cristo ha nacido en Belén.

Muchos distraídos van
Sin pensar en Dios,
Sin creer que en Navidad
Dios nos visitó.


103


Ya que sabes el porqué de Navidad:
Que a su Hijo Dios envió en su bondad,

No lo guardes para ti,
Muchos más han de creer
Que en Dios hay salvación.
— ¡Compártelo!

Los pastores, cuando ven el Don de Dios,
Prestos van la nueva a dar, ¡imítalos!

Si posees ya, en verdad, la salvación
Y deseas demostrar tu amor a Dios.






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